domingo, 13 de agosto de 2017

La semejanza de Mitra y Cristo

El culto de MITRA

La religión persa conocida como zoroastrismo, por su fundador Zoroastro (Zarathustra), o mazdeísmo, por el nombre de su dios AHURA-MAZDA, es la denominación de la religión, fundada entre los años 700 y 600 a.c., basada en las enseñanzas del profeta y reformador iraní Zoroastro, que reconocen como divinidad a AHURA-MAZDA, considerado por Zoroastro como el único creador increado de todo.
El zoroastrismo tiene muchos elementos en común con el cristianismo. Uno de ellos es verdaderamente impresionante. Se trata del culto a MITRA, que es el hijo de AHURA-MAZDA.
El culto de MITRA se extendía desde Persia (lo que hoy es Irán) hasta las más distantes fronteras romanas. MITRA era el hijo de AHURA-MAZDA, el Dios de la Luz. MITRA mismo era también el dios de la luz, de la verdad, de la pureza y del honor; a veces se le identificaba con el sol y se le consideraba como el caudillo de la guerra cósmica contra los poderes de las tinieblas. Siempre aparecía como un mediador entre su padre y sus partidarios o creyentes, a los que protegía y animaba en la lucha contra el mal, la mentira, la impureza y las otras obras de AHRIMÁN, el Príncipe de las Tinieblas. Cuando los soldados de Pompeyo llevaron esta religión de Asia Menor a Europa, un artista griego representó a MITRA arrodillado sobre el lomo de un toro y clavándole un puñal en el cuello, y esta representación se convirtió en el símbolo universal de la fe.
Tauroctonía de Mitra expuesta en el British Museum
En lo que hace al culto de esta fe, podemos destacar que se consagraba el séptimo día de cada semana al dios-sol; y el 25 de diciembre sus seguidores celebraban el nacimiento de MITRA, “el Sol Invencible” que, en el solsticio de invierno, había ganado su victoria anual sobre los poderes de la oscuridad. Tertuliano habla de un sacerdocio de MITRA que tenía un “supremo pontífice” y dice que había hombres solteros y vírgenes que servían al dios; en su altar se ofrecían diariamente sacrificios, los devotos compartían pan y vino consagrados y el momento culminante de la ceremonia se señalaba con el sonido de una campanilla. Ante la cripta en que se representaba al joven dios acogotando al toro ardía constantemente una llama.
El mitraísmo predicaba una elevada moralidad y exigía a sus “soldados” pelear a lo largo de la vida contra el mal en todas sus formas. Afirmaban sus sacerdotes que después de la muerte todos los hombres comparecerían ante MITRA para ser juzgados, entonces las almas impuras serían entregadas a AHRIMÁN para que sufrieran eterno tormento, en tanto que las almas puras subirían a través de siete esferas, despojándose en cada etapa de algún elemento mortal para ser luego recibidas en la plenitud de la gloria celestial por el propio AHURA-MAZDA.
Estas creencias se difundieron por el occidente de Asia y Europa en los siglos II y III. A los Padres de la Iglesia les chocaba encontrar tantas semejanzas entre su propia religión y el mitraísmo; decían que se trataba de cosas tomadas del cristianismo o bien estratagemas de Satanás para crear confusión entre los cristianos. Es difícil decir cuál de las dos religiones tomó préstamos de la otra: tal vez las dos absorbieron ideas que flotaban en el ambiente religioso de Oriente.
Estos interesantes datos fueron adaptados de la obra de Will Durant, César y Cristo – Historia de la civilización romana y del cristianismo desde sus comienzos hasta el año 325 d.c., Tomo II, Buenos Aires, 1948, Editorial Sudamericana, páginas 220-221. 

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