miércoles, 16 de agosto de 2017

El puerto más antiguo del mundo que aprovisionó a la pirámide de Keops

El puerto que aprovisionó a la gran pirámide de Keops

Los de Wadi al Jarf, en la costa egipcia del Mar Rojo, son los muelles más antiguos de la humanidad

Diario El País - 2 de Diciembre de 2016

Por Ricard González

Tras varios años de excavaciones, un equipo de arqueólogos franco-egipcio descubrió en Wadi al Jarf, en la costa egipcia del Mar Rojo, a más de 200 kilómetros de El Cairo, los restos del puerto más antiguo de la humanidad. En concreto, la instalación se usaba hace 4.600 años, durante el reinado del célebre faraón Keops. De hecho, el puerto sirvió para aprovisionar la construcción de la Gran Pirámide de Keops. En el mismo sitio, los arqueólogos hallaron también un vasto archivo de papiros, también los más antiguos hasta la fecha, y que explican cómo se construyó el puerto y cuáles eran los materiales que allí se comercializaban.
Excavación del puerto más antiguo del mundo
“Este hallazgo es importante porque los papiros nos dan una idea de cómo funcionaba el Estado bajo el reinado de Keops en el momento de la construcción de la Gran Pirámide”, explica a través de un correo electrónico Pierre Taller, profesor de la Universidad de la Sorbona y máximo responsable del equipo de arqueólogos, que resalta que a través del puerto de Wadi al Jarf se trasladaron a Egipto materiales como el cobre, necesarios para fabricar las herramientas que se usaron en la edificación de las pirámides. El reinado del faraón Keops se extendió entre los años 2580 y 2550 a.C.
 “Los papiros incluyen la contabilidad de las herramientas y los víveres que se distribuían a los hombres que trabajaban para el rey, indican su procedencia y las instituciones que los distribuían. También hay diarios de a bordo de los marinos... que varios meses antes de llegar al Mar Rojo tenían como misión aportar piedras calcáreas de las canteras de Tura para la pirámide del rey”, agrega el profesor. Desde mediados de los años cincuenta, se conocía la existencia de un sitio arqueológico en el lugar. No obstante, la crisis de Suez, interrumpió los trabajos, que no se reanudaron hasta 2011, y no fue hasta dos años después que el equipo de arqueólogos fue consciente de la importancia de los restos hallados.
Detalle de un papiro
Según el profesor Taller, el puerto de Wadi al Jarf estuvo en funcionamiento durante un periodo corto de tiempo, como también era limitado el comercio marítimo en aquella época. “Se trata de una instalación efectuada por el Estado para permitir a sus equipos viajar e ir directamente a las minas del Sinaí, al otro lado del golfo de Suez. Era algo puramente estatal, no había realmente intercambios”, apunta Taller. El puerto era una impresionante obra de ingeniería, construido con roca caliza, y contaba con varias construcciones a su alrededor, probablemente almacenes. Además de los archivos de papiros, los arqueólogos hallaron una veintena de anclas, y diversos objetos de cerámica.
Los descubrimientos sobre las primeras dinastías del Antiguo Egipto se suceden a un ritmo vertiginoso. Esta misma semana, el ministerio de Antigüedades anunció el hallazgo de una aldea y una necrópolis de hace más de 5.000 años en Abydos, un sitio arqueológico situado en la sureña provincia de Sohag. De acuerdo con las autoridades egipcias, se trata de la residencia de altos funcionarios y arquitectos encargados de la construcción de las tumbas de los faraones de la Primera Dinastía.

domingo, 13 de agosto de 2017

La semejanza de Mitra y Cristo

El culto de MITRA

La religión persa conocida como zoroastrismo, por su fundador Zoroastro (Zarathustra), o mazdeísmo, por el nombre de su dios AHURA-MAZDA, es la denominación de la religión, fundada entre los años 700 y 600 a.c., basada en las enseñanzas del profeta y reformador iraní Zoroastro, que reconocen como divinidad a AHURA-MAZDA, considerado por Zoroastro como el único creador increado de todo.
El zoroastrismo tiene muchos elementos en común con el cristianismo. Uno de ellos es verdaderamente impresionante. Se trata del culto a MITRA, que es el hijo de AHURA-MAZDA.
El culto de MITRA se extendía desde Persia (lo que hoy es Irán) hasta las más distantes fronteras romanas. MITRA era el hijo de AHURA-MAZDA, el Dios de la Luz. MITRA mismo era también el dios de la luz, de la verdad, de la pureza y del honor; a veces se le identificaba con el sol y se le consideraba como el caudillo de la guerra cósmica contra los poderes de las tinieblas. Siempre aparecía como un mediador entre su padre y sus partidarios o creyentes, a los que protegía y animaba en la lucha contra el mal, la mentira, la impureza y las otras obras de AHRIMÁN, el Príncipe de las Tinieblas. Cuando los soldados de Pompeyo llevaron esta religión de Asia Menor a Europa, un artista griego representó a MITRA arrodillado sobre el lomo de un toro y clavándole un puñal en el cuello, y esta representación se convirtió en el símbolo universal de la fe.
Tauroctonía de Mitra expuesta en el British Museum
En lo que hace al culto de esta fe, podemos destacar que se consagraba el séptimo día de cada semana al dios-sol; y el 25 de diciembre sus seguidores celebraban el nacimiento de MITRA, “el Sol Invencible” que, en el solsticio de invierno, había ganado su victoria anual sobre los poderes de la oscuridad. Tertuliano habla de un sacerdocio de MITRA que tenía un “supremo pontífice” y dice que había hombres solteros y vírgenes que servían al dios; en su altar se ofrecían diariamente sacrificios, los devotos compartían pan y vino consagrados y el momento culminante de la ceremonia se señalaba con el sonido de una campanilla. Ante la cripta en que se representaba al joven dios acogotando al toro ardía constantemente una llama.
El mitraísmo predicaba una elevada moralidad y exigía a sus “soldados” pelear a lo largo de la vida contra el mal en todas sus formas. Afirmaban sus sacerdotes que después de la muerte todos los hombres comparecerían ante MITRA para ser juzgados, entonces las almas impuras serían entregadas a AHRIMÁN para que sufrieran eterno tormento, en tanto que las almas puras subirían a través de siete esferas, despojándose en cada etapa de algún elemento mortal para ser luego recibidas en la plenitud de la gloria celestial por el propio AHURA-MAZDA.
Estas creencias se difundieron por el occidente de Asia y Europa en los siglos II y III. A los Padres de la Iglesia les chocaba encontrar tantas semejanzas entre su propia religión y el mitraísmo; decían que se trataba de cosas tomadas del cristianismo o bien estratagemas de Satanás para crear confusión entre los cristianos. Es difícil decir cuál de las dos religiones tomó préstamos de la otra: tal vez las dos absorbieron ideas que flotaban en el ambiente religioso de Oriente.
Estos interesantes datos fueron adaptados de la obra de Will Durant, César y Cristo – Historia de la civilización romana y del cristianismo desde sus comienzos hasta el año 325 d.c., Tomo II, Buenos Aires, 1948, Editorial Sudamericana, páginas 220-221. 

miércoles, 9 de agosto de 2017

Heces de caballo para resolver el misterio de Aníbal

Heces de caballo para resolver el misterio de Aníbal


El hallazgo de una “deposición masiva” en los Alpes podría dilucidar la ruta seguida por el general cartaginés

La investigación de los enigmas de la Historia tiene a veces aliados muy humildes. Una vieja “deposición masiva” de caballos cerca de un paso de los Alpes podría dilucidar el misterio (uno de los mayores de la antigüedad clásica) de por dónde cruzó esas montañas el general cartaginés Aníbal para invadir el territorio de Roma. Es toda una lección que de una monumental cagada —con perdón— se puedan sacar tan interesantes deducciones.
Aníbal, que había partido en la primavera del 218 antes de Cristo de Sagunto y marchado por los Pirineos y el sur de Francia, atravesó en otoño los Alpes al frente de un Ejército de 30.000 hombres que incluía 37 elefantes y un numeroso contingente de caballería de más de 15.000 monturas. La operación, realizada en condiciones durísimas de frío y riesgos extremos, que le supusieron perder parte del Ejército, incluidos todos los elefantes menos uno, Sirius, se considera todavía hoy una de las grandes empresas militares de la Historia, pero persiste el enigma del trayecto que siguió el gran estratega púnico. Las fuentes clásicas, especialmente Polibio y Livio, discrepan, y la arqueología nunca ha podido dar una respuesta convincente.

Ahora, un estudio de arqueólogos y microbiólogos de la Queen’s University de Belfast, publicado la pasada semana en la revista Archaeometry, pretende aportar nuevas evidencias, y lo hace en base al descubrimiento de copiosos restos de antiguos excrementos hallados en Col de la Traversette, un tortuoso paso alpino entre Francia e Italia que figura entre las posibles rutas de Aníbal.
Durante la excavación de un pantano de turba en la zona, los investigadores identificaron dentro de una “masa revuelta” de un metro de fango aluvial una gran cantidad de bacterias Clostridia, asociadas con el estiércol de caballo y que han podido datar las exactas fechas de la travesía. También encontraron signos de gusanos parasitarios de los equinos. Y hallaron evidencias geológicas de que el suelo había sido intensamente pisoteado, lo que interpretan como que un gran número de caballerías, millares de ellas, hollaron el lugar, un abrevadero natural que habría servido para aprovisionar de agua al Ejército. Posteriores análisis podrían revelar qué tipos de caballos produjeron las heces y de dónde procedían geográficamente. Aníbal llevaba consigo a los famosos y temidos jinetes númidas del norte de África.
De probarse la ruta por Col de la Traversette, a 2.398 metros de altura, propuesta ya el siglo pasado, Aníbal habría escogido uno de los caminos más peligrosos y traicioneros en su marcha hacia el territorio romano. Puede que lo hiciera para evitar emboscadas de las tribus galas hostiles.
Los científicos continúan investigando con la esperanza de hallar cacas de elefante, lo que sería ya la bicoca. Consideran que existe la posibilidad de encontrar algún huevo de un gusano parásito específico de los paquidermos. En realidad, dados los pocos elefantes que llevaba Aníbal, sería una inmensa casualidad localizar cualquier resto. Aunque, desde luego, eso constituiría una prueba definitiva.
Una salvedad: hay que recordar que tras el paso de Aníbal en 218, otro Ejército cartaginés, también con elefantes, volvió a atravesar los Alpes en 207; el de su hermano Asdrúbal, con refuerzos. La travesía de este segundo contingente púnico parece haber sido más fácil: el itinerario ya lo había abierto Aníbal.
Pensándolo bien, existe otra posibilidad de encontrar excrementos de paquidermo en los Alpes: en 1936 el aventurero Richard Halliburton recreó la peripecia de Aníbal montado en una elefanta de circo parisina, Elysabethe Dalrymple (alias Dally). Al bajar de las montañas se encontraron al Ejército del norte de Italia de maniobras, para sorpresa de los militares, que consideraban que la invasión con elefantes era algo ya superado...
La arqueología fecal -llamémosla así- contribuye enormemente al estudio del pasado. Desde el estudio de los coprolitos (heces fosilizadas) de los dinosaurios y otros animales prehistóricos hasta el análisis de las letrinas de las antiguas poblaciones y Ejércitos. De alguna manera, podríamos decirlo poéticamente, es una forma de recuperar los aromas de la historia.

Jacinto Antón


Diario: ElPaís.com – Barcelona – 13 de abril de 2016

La semejanza de Osiris y Cristo

IDEAS RELIGIOSAS EGIPCIAS DESDE EL NOMADISMO A LA CIVILIZACIÓN SEDENTARIA - LA SEMEJANZA DE OSIRIS Y CRISTO


Cuando los egipcios eran nómades tenían ideas religiosas como las que hallamos en todos los pueblos del antiguo oriente; veneraban las fuerzas de la naturaleza, sometidas todas a una gran Diosa Madre, imagen de la fecundidad. Es decir, lo que los hombres adoraban al principio fue, simplemente, la Vida.
Poco a poco fueron concibiendo, junto a la vida que se desarrollaba a su alrededor, un principio vital. Y esta nueva concepción se tradujo, en el plano religioso, en la creencia en un dios varón, dios fecundante que aparece, primero, subordinado a la Diosa Madre, pero que, poco a poco, fue ocupando el lugar predominante como dios creador. Esta etapa de la evolución debió coincidir con el momento del asentamiento de las poblaciones alrededor del valle del Nilo, es decir, cuando los egipcios se hicieron sedentarios. El asentamiento dio paso al nacimiento de las aldeas, haciendo aparecer el matrimonio patriarcal (es decir, la organización familiar que tiene como cabeza o jefe al padre de cada familia), institución que encuentra su correlato en las ideas religiosas: el culto de la Diosa Madre fue sustituido por el de una pareja de dioses: el dios Cielo y la diosa Tierra (más tarde el cielo se convertirá en la diosa NUT, y la tierra, en el dios varón GEB, estando simbolizado el gran dios creador RA por el sol). El dios Cielo y la diosa Tierra eran símbolos del mundo primitivo, a los que pronto se les adjudicó un hijo, representante del mundo creado.
La nueva vida en las aldeas y el régimen patriarcal tienen por base a la agricultura, y la agricultura hace surgir un culto, también común a todos los pueblos del antiguo oriente, fuera cual fuese su raza: el culto agrario. Este culto se basa en el dios de la vegetación, que nace en la primavera, para morir en otoño y resucitar en la primavera siguiente (siguiendo el ciclo de la naturaleza). En Egipto este culto se iba a materializar alrededor de OSIRIS.
Osiris
OSIRIS no es el gran dios creador: es la representación del principio de la fecundidad en el mundo vegetal. Fue considerado, de manera natural, como hijo del Cielo y de la Tierra.
El período de sedentarización es una gran etapa en la vida de los pueblos. Los pueblos nómades representan un tipo de sociedad que ya no evoluciona más, porque sus condiciones de vida se mantienen inmutables, es decir, no cambian. A diferencia de esto, la sedentarización, al introducir los conceptos del territorio, de la propiedad privada del suelo, de la solidaridad creada por la vecindad de las personas hace progresar rápidamente a la civilización. Esta es la razón por la cual los egipcios atribuían a OSIRIS, dios de la vegetación, el invento, no sólo de los cultivos, sino también, del matrimonio, de la moral y de las leyes.
Si todos los pueblos han conocido el culto agrario, no todos lo han concebido de la misma manera. Y son raros los pueblos, como los egipcios, que hicieron de él, desde un principio, un culto que tenía preocupaciones morales. OSIRIS, que dio a los hombres la civilización, es también el dios del bien. Es, al mismo tiempo, el dios de la vida y de la muerte. Una vez que muere, OSIRIS es confiado a la tierra (su símbolo es el grano) y, al revivir la vegetación en la primavera, él resucita. Pero también el hombre que ha fallecido es enterrado, entregado a la Tierra Madre, de quien nació OSIRIS. Integrado en la tierra, debe seguir sus leyes y, lo mismo que las plantas, lo mismo que OSIRIS, el hombre resucitará también.
La idea de la resurrección tal vez haya sido concebida al principio como una forma de metempsicosis, es decir, el muerto no necesariamente renacía en su forma primitiva, con el cuerpo que había tenido antes de morir, sino que podía resucitar en otro ser vivo o en otro cuerpo. Pero, a medida que OSIRIS fue convirtiéndose más específicamente en dios de los muertos, éstos quedaron asimilados a él: los difuntos debían, como OSIRIS, resucitar con su propia personalidad. Esto sucedía con una condición: que los muertos pudieran ser comparados con él, y como OSIRIS es el dios del bien, la resurrección quedaba reservada a los hombres que durante su vida en la tierra hubiesen practicado el bien. De este modo, el culto agrario vino a transformarse, entre los egipcios, en una religión que asigna a la vida un sentido eterno: la resurrección en el mundo presidido por el dios OSIRIS.
Teniendo en cuenta estos conceptos sobre las ideas religiosas egipcias, no cuesta trabajo entender porque el cristianismo fue aceptado con cierta facilidad a medida que fue predicado en Egipto. Para los egipcios resultó sencillo hacer un paralelismo entre las figuras de OSIRIS y de JESÚS.
JESÚS, al igual que OSIRIS, es el dios del bien. JESÚS resucitó al tercer día y también asegura la resurrección a aquellos que se hayan asemejado a su persona, es decir, que hayan practicado el bien y hayan cumplido sus mandamientos.


Estos datos fueron adaptados de la obra de Jacques Pirenne, Historia Universal – Las grandes corrientes de la historia, Volumen I – Desde los orígenes al Islam, Editorial Éxito, Barcelona, 1961, páginas 6-7.