miércoles, 9 de agosto de 2017

La semejanza de Osiris y Cristo

IDEAS RELIGIOSAS EGIPCIAS DESDE EL NOMADISMO A LA CIVILIZACIÓN SEDENTARIA - LA SEMEJANZA DE OSIRIS Y CRISTO


Cuando los egipcios eran nómades tenían ideas religiosas como las que hallamos en todos los pueblos del antiguo oriente; veneraban las fuerzas de la naturaleza, sometidas todas a una gran Diosa Madre, imagen de la fecundidad. Es decir, lo que los hombres adoraban al principio fue, simplemente, la Vida.
Poco a poco fueron concibiendo, junto a la vida que se desarrollaba a su alrededor, un principio vital. Y esta nueva concepción se tradujo, en el plano religioso, en la creencia en un dios varón, dios fecundante que aparece, primero, subordinado a la Diosa Madre, pero que, poco a poco, fue ocupando el lugar predominante como dios creador. Esta etapa de la evolución debió coincidir con el momento del asentamiento de las poblaciones alrededor del valle del Nilo, es decir, cuando los egipcios se hicieron sedentarios. El asentamiento dio paso al nacimiento de las aldeas, haciendo aparecer el matrimonio patriarcal (es decir, la organización familiar que tiene como cabeza o jefe al padre de cada familia), institución que encuentra su correlato en las ideas religiosas: el culto de la Diosa Madre fue sustituido por el de una pareja de dioses: el dios Cielo y la diosa Tierra (más tarde el cielo se convertirá en la diosa NUT, y la tierra, en el dios varón GEB, estando simbolizado el gran dios creador RA por el sol). El dios Cielo y la diosa Tierra eran símbolos del mundo primitivo, a los que pronto se les adjudicó un hijo, representante del mundo creado.
La nueva vida en las aldeas y el régimen patriarcal tienen por base a la agricultura, y la agricultura hace surgir un culto, también común a todos los pueblos del antiguo oriente, fuera cual fuese su raza: el culto agrario. Este culto se basa en el dios de la vegetación, que nace en la primavera, para morir en otoño y resucitar en la primavera siguiente (siguiendo el ciclo de la naturaleza). En Egipto este culto se iba a materializar alrededor de OSIRIS.
Osiris
OSIRIS no es el gran dios creador: es la representación del principio de la fecundidad en el mundo vegetal. Fue considerado, de manera natural, como hijo del Cielo y de la Tierra.
El período de sedentarización es una gran etapa en la vida de los pueblos. Los pueblos nómades representan un tipo de sociedad que ya no evoluciona más, porque sus condiciones de vida se mantienen inmutables, es decir, no cambian. A diferencia de esto, la sedentarización, al introducir los conceptos del territorio, de la propiedad privada del suelo, de la solidaridad creada por la vecindad de las personas hace progresar rápidamente a la civilización. Esta es la razón por la cual los egipcios atribuían a OSIRIS, dios de la vegetación, el invento, no sólo de los cultivos, sino también, del matrimonio, de la moral y de las leyes.
Si todos los pueblos han conocido el culto agrario, no todos lo han concebido de la misma manera. Y son raros los pueblos, como los egipcios, que hicieron de él, desde un principio, un culto que tenía preocupaciones morales. OSIRIS, que dio a los hombres la civilización, es también el dios del bien. Es, al mismo tiempo, el dios de la vida y de la muerte. Una vez que muere, OSIRIS es confiado a la tierra (su símbolo es el grano) y, al revivir la vegetación en la primavera, él resucita. Pero también el hombre que ha fallecido es enterrado, entregado a la Tierra Madre, de quien nació OSIRIS. Integrado en la tierra, debe seguir sus leyes y, lo mismo que las plantas, lo mismo que OSIRIS, el hombre resucitará también.
La idea de la resurrección tal vez haya sido concebida al principio como una forma de metempsicosis, es decir, el muerto no necesariamente renacía en su forma primitiva, con el cuerpo que había tenido antes de morir, sino que podía resucitar en otro ser vivo o en otro cuerpo. Pero, a medida que OSIRIS fue convirtiéndose más específicamente en dios de los muertos, éstos quedaron asimilados a él: los difuntos debían, como OSIRIS, resucitar con su propia personalidad. Esto sucedía con una condición: que los muertos pudieran ser comparados con él, y como OSIRIS es el dios del bien, la resurrección quedaba reservada a los hombres que durante su vida en la tierra hubiesen practicado el bien. De este modo, el culto agrario vino a transformarse, entre los egipcios, en una religión que asigna a la vida un sentido eterno: la resurrección en el mundo presidido por el dios OSIRIS.
Teniendo en cuenta estos conceptos sobre las ideas religiosas egipcias, no cuesta trabajo entender porque el cristianismo fue aceptado con cierta facilidad a medida que fue predicado en Egipto. Para los egipcios resultó sencillo hacer un paralelismo entre las figuras de OSIRIS y de JESÚS.
JESÚS, al igual que OSIRIS, es el dios del bien. JESÚS resucitó al tercer día y también asegura la resurrección a aquellos que se hayan asemejado a su persona, es decir, que hayan practicado el bien y hayan cumplido sus mandamientos.


Estos datos fueron adaptados de la obra de Jacques Pirenne, Historia Universal – Las grandes corrientes de la historia, Volumen I – Desde los orígenes al Islam, Editorial Éxito, Barcelona, 1961, páginas 6-7. 

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