IDEAS RELIGIOSAS EGIPCIAS DESDE EL NOMADISMO A LA CIVILIZACIÓN SEDENTARIA - LA SEMEJANZA DE OSIRIS Y CRISTO
Cuando los egipcios eran nómades
tenían ideas religiosas como las que hallamos en todos los pueblos del antiguo
oriente; veneraban las fuerzas de la naturaleza, sometidas todas a una gran
Diosa Madre, imagen de la fecundidad. Es decir, lo que los hombres adoraban al
principio fue, simplemente, la Vida.
Poco a poco fueron concibiendo, junto
a la vida que se desarrollaba a su alrededor, un principio vital. Y esta nueva
concepción se tradujo, en el plano religioso, en la creencia en un dios varón,
dios fecundante que aparece, primero, subordinado a la Diosa Madre, pero que,
poco a poco, fue ocupando el lugar predominante como dios creador. Esta etapa
de la evolución debió coincidir con el momento del asentamiento de las
poblaciones alrededor del valle del Nilo, es decir, cuando los egipcios se
hicieron sedentarios. El asentamiento dio paso al nacimiento de las aldeas,
haciendo aparecer el matrimonio patriarcal (es decir, la organización familiar
que tiene como cabeza o jefe al padre de cada familia), institución que
encuentra su correlato en las ideas religiosas: el culto de la Diosa Madre fue
sustituido por el de una pareja de dioses: el dios Cielo y la diosa Tierra (más
tarde el cielo se convertirá en la diosa NUT, y la tierra, en el dios varón
GEB, estando simbolizado el gran dios creador RA por el sol). El dios Cielo y
la diosa Tierra eran símbolos del mundo primitivo, a los que pronto se les
adjudicó un hijo, representante del mundo creado.
La nueva vida en las aldeas y el
régimen patriarcal tienen por base a la agricultura, y la agricultura hace
surgir un culto, también común a todos los pueblos del antiguo oriente, fuera
cual fuese su raza: el culto agrario. Este culto se basa en el dios de la
vegetación, que nace en la primavera, para morir en otoño y resucitar en la
primavera siguiente (siguiendo el ciclo de la naturaleza). En Egipto este culto
se iba a materializar alrededor de OSIRIS.
Osiris |
OSIRIS no es el gran dios creador: es
la representación del principio de la fecundidad en el mundo vegetal. Fue
considerado, de manera natural, como hijo del Cielo y de la Tierra.
El período de sedentarización es una
gran etapa en la vida de los pueblos. Los pueblos nómades representan un tipo
de sociedad que ya no evoluciona más, porque sus condiciones de vida se mantienen
inmutables, es decir, no cambian. A diferencia de esto, la sedentarización, al
introducir los conceptos del territorio, de la propiedad privada del suelo, de
la solidaridad creada por la vecindad de las personas hace progresar
rápidamente a la civilización. Esta es la razón por la cual los egipcios
atribuían a OSIRIS, dios de la vegetación, el invento, no sólo de los cultivos,
sino también, del matrimonio, de la moral y de las leyes.
Si todos los pueblos han conocido el
culto agrario, no todos lo han concebido de la misma manera. Y son raros los
pueblos, como los egipcios, que hicieron de él, desde un principio, un culto
que tenía preocupaciones morales. OSIRIS, que dio a los hombres la
civilización, es también el dios del bien. Es, al mismo tiempo, el dios de la
vida y de la muerte. Una vez que muere, OSIRIS es confiado a la tierra (su
símbolo es el grano) y, al revivir la vegetación en la primavera, él resucita.
Pero también el hombre que ha fallecido es enterrado, entregado a la Tierra
Madre, de quien nació OSIRIS. Integrado en la tierra, debe seguir sus leyes y,
lo mismo que las plantas, lo mismo que OSIRIS, el hombre resucitará también.
La idea de la resurrección tal vez
haya sido concebida al principio como una forma de metempsicosis, es decir, el
muerto no necesariamente renacía en su forma primitiva, con el cuerpo que había
tenido antes de morir, sino que podía resucitar en otro ser vivo o en otro cuerpo.
Pero, a medida que OSIRIS fue convirtiéndose más específicamente en dios de los
muertos, éstos quedaron asimilados a él: los difuntos debían, como OSIRIS,
resucitar con su propia personalidad. Esto sucedía con una condición: que los
muertos pudieran ser comparados con él, y como OSIRIS es el dios del bien, la
resurrección quedaba reservada a los hombres que durante su vida en la tierra
hubiesen practicado el bien. De este modo, el culto agrario vino a
transformarse, entre los egipcios, en una religión que asigna a la vida un
sentido eterno: la resurrección en el mundo presidido por el dios OSIRIS.
Teniendo en cuenta estos conceptos
sobre las ideas religiosas egipcias, no cuesta trabajo entender porque el
cristianismo fue aceptado con cierta facilidad a medida que fue predicado en Egipto.
Para los egipcios resultó sencillo hacer un paralelismo entre las figuras de
OSIRIS y de JESÚS.
JESÚS, al igual que OSIRIS, es el dios
del bien. JESÚS resucitó al tercer día y también asegura la resurrección a
aquellos que se hayan asemejado a su persona, es decir, que hayan practicado el
bien y hayan cumplido sus mandamientos.
Estos datos fueron adaptados de la
obra de Jacques Pirenne, Historia
Universal – Las grandes corrientes de la historia, Volumen I – Desde los
orígenes al Islam, Editorial Éxito, Barcelona, 1961, páginas 6-7.
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