sábado, 27 de febrero de 2016

El ejército romano y la legión, forja de un imperio

El ejército romano y la legión, forja de un imperio
Entre los S.V y I a.C. la república romana pasó de ser una reducida ciudad-estado a convertirse en una potencia imperial que dominó el Mediterráneo por la fuerza de las armas.

Por Laura Martín



En su esplendor, el ejército romano fue la fuerza bélica más eficaz de la Antigüedad: conquistó y mantuvo un imperio que en el S.I d.C. ocupó desde Gran Bretaña hasta el norte de África y de la península Ibérica hasta Egipto. La piedra angular de esta colosal organización fueron las legiones, una entrenada infantería profesional cuyas armas eran la espada, el escudo y la jabalina. Superiores a las demás fuerzas de combate tanto en campo abierto como en el asedio, amedrentaron o destruyeron a los enemigos de Roma en campañas despiadadas.
El primer ejército romano estaba formado por una milicia de soldados con dedicación parcial: todos los ciudadanos servían al estado durante periodos concretos. En el S.III a.C. las legiones comenzaron a tomar la forma y la organización que las convertiría en una fuerza prácticamente invulnerable. Sin ser todavía profesionales, eran extremadamente eficaces en el combate, y a medida que sus campañas extendían las fronteras de Roma, el servicio de los ciudadanos a tiempo parcial acabó siendo insuficiente para las necesidades militares del Imperio. Para las campañas prolongadas en lugares lejanos -o para una  guarnición permanente en las fronteras-, ya no servían simples ciudadanos a tiempo parcial. El ejército que conquistó la Galia bajo las órdenes de Julio César fue ya una fuerza regular de soldados profesionales.

Legionarios y auxiliares

La profesionalización del ejército también tenía desventajas, pues los soldados regulares acababan dirigiendo su fidelidad a su comandante en vez de al Estado, lo que supuso que durante un tiempo Roma sufriera guerras civiles entre generales rivales de su propio ejército. Pero cuando Augusto fue nombrado primer emperador, el ejército regular se convirtió en la base del Imperio Romano. Este ejército contaba con cohortes auxiliares formadas por bárbaros que no gozaban del privilegio de la ciudadanía romana. Incluía también caballería, elemento importante en el campo de batalla. Pero esto era complementario: El núcleo esencial era la infantería de ciudadanos romanos.
El legionario, encargado de mantener el Imperio Romano en su apogeo, era un soldado de a pie entrenado para luchar en formación cerrada con espada corta y jabalina. Por lo general era voluntario y debía cumplir ciertos requisitos: Ser ciudadano romano (los esclavos quedaban rigurosamente excluidos de la legión así como los condenados por delitos graves o pendientes de un proceso), y pasar duros exámenes físicos (podían ser rechazados por escasa estatura o por razones médicas). Pese a ello, los legionarios no eran una élite distinguida. En los primeros tiempos se ingresaba conforme a requisitos de propiedad, pero pronto los voluntarios del ejército profesional procedían de clases bajas, hijos de campesinos, e incluso vagabundos.

La vida en las legiones

La Legión atraía a hombres de vida insegura y sin perspectivas. El legionario recibía una paga humilde, y no cobraba más que un labrador, pero tenía la seguridad del trabajo, comida todos los días y oportunidad de progresar. Una vez reclutado se alistaba para veinte años de servicio activo, más otros cinco años como veterano, con deberes menos exigentes. Durante un cuarto de siglo era destinado a las fronteras del imperio y sometido a una férrea disciplina y a castigos severos, incluido el castigo de diezmo (el asesinato de uno de cada diez hombres a manos de sus compañeros). En teoría no estaba permitido casarse durante el servicio, aunque en la práctica muchos legionarios formaron familias sin haber salido del ejército. Al acabar los 25 años de servicio recibían como recompensa un lote de tierra en una colonia militar junto a otros veteranos.
Cualesquiera que fueran las razones para su alistamiento, los soldados quedaban, al poco tiempo, vinculados al ejército gracias a unos lazos de lealtad y fraternidad al grupo en el que se hallaban. Unos lazos que se fomentaban en cualquier ámbito. La organización jerárquica estaba muy unida. En el nivel más bajo los legionarios formaban parte de un contubernium, consistente en un grupo de 8 hombres que compartían barracón y hacían vida juntos. Cada diez contubernia se formaba una centuria. Al mando de la centuria, el centurión. Seis centurias formaban una cohorte. Diez cohortes, una legión. Cada legión tenía sus propias tradiciones, sus propios símbolos, con los que se identificaban los soldados, creando hasta cierta rivalidad entre legiones. El oficial con el que interactuaba el soldado era el centurión, y por debajo, los principales. Para ser centurión el legionario debía cumplir quince años de servicio, saber leer y escribir –cumplía tareas administrativas-. Por encima del centurión el acceso estaba vetado, destinado a miembros de las clases dominantes, puestos por protectores poderosos.

Instrucción y funciones de un legionario

Los legionarios eran destinados a zonas lejanas, normalmente a las fronteras del imperio o a las ciudades del Este del Mediterráneo, donde hacía falta una presencia militar importante, pues el riesgo de rebelión era mayor. En estos casos, el combate era poco frecuente, por lo que los soldados acababan pasando gran parte de su tiempo acuartelados. Había que hacer un esfuerzo para mantenerse en buena forma militar, de modo que el entrenamiento en la Legión era esencial.
El entrenamiento tenía tres objetivos. La forma física, la habilidad en el uso de armas y la coordinación entre hombres como parte de un todo. Marchas de hasta cincuenta kilómetros cargados con el equipo, simulación de combates individuales o en equipo. Marchas y formaciones… pero esto no era todo. Aparte de estas rutinas, las guardias, el cuidado de los equipos y los uniformes, también realizaban tareas de vigilancia en zonas de riesgo, y obras de construcción civiles y militares, a gran escala: acueductos, calzadas, fuertes e incluso talleres de manufactura, de armas y cerámicas. Las tareas eran tantas que los legionarios acababan acogiendo con entusiasmo las campañas  bélicas para poder evitar las rutinas habituales.
Estas campañas tenían un objetivo casi disciplinario, esto es, infligían tal estrago al enemigo o a los sublevados que esperaban sembrar el miedo suficiente para evitar que se repitiera. Las marchas tenían, en teoría, una velocidad de 6 km/h aunque finalmente quedaba marcada por los carros, los animales de carga y la artillería. Por lo general, la logística era tan buena que podía suministrar alimentos, tanto a los legionarios como a los animales, durante la campaña.
En ocasiones, la función principal de los legionarios era devastar brutalmente la zona, a modo de castigo, destruyendo cosechas, ganado y edificios. 
Al caer la noche, se construían campamentos provisionales defensivos, rodeados por un terraplén, con empalizada y un foso. Para ello, unos diez hombres de cada centuria se adelantaban para adelantar trabajo. Definitivamente, las legiones realizaban labores ingenieriles asombrosas, con el fin de salvar obstáculos naturales. Durante la primera campaña contra los dacios el ejército de Trajano cruzó el Danubio por un puente provisional de barcas que construyeron con urgencia. Regresaron cinco años más tarde para una campaña decisiva, y construyeron un puente colosal con arcos, en piedra y madera.

El asedio: armas y tácticas

El asedio suponía una operación prolongada en tiempo, pues asaltar una ciudad fortificada podía resultar una tarea harto difícil. El último recurso en los asedios era entrar en la plaza fuerte para la lucha cuerpo a cuerpo. Si ocurría, los habitantes defensores, que se habían negado a rendirse con anterioridad, no debían esperar ningún tipo de piedad. Los legionarios habían visto morir sus compañeros y ahora se entregaban a una matanza desenfrenada, a las violaciones y al pillaje. Era su recompensa por la victoria y la venganza por la muerte de sus compañeros. Esta práctica era una táctica que Roma fomentaba para disuadir a otros oponentes a resistirse.
Durante el asedio al ejército de Vercingetórix en Alesia, -Galia Central- (Francia), los legionarios de César construyeron un muro y un foso de 18 km, con 23 fuertes y más de 100 torres de madera alrededor del fuerte galo, que estaba situado sobre una colina. Al acabar, erigieron un muro fortificado que miraba hacia el exterior, para defenderse del ejército galo que acudía en auxilio de los sitiados. Esto ocurrió en el año 52 a.C.
Los romanos usaban artillería de asedio para bombardear al enemigo, generalmente con artefactos derivados de la ballista, máquina similar a una ballesta pero gigante. En el Imperio tardío se usaría además una catapulta de un solo brazo llamada onagro. Ninguna de estas máquinas sería suficiente para derribar murallas. Se disparaban desde las torres de madera para causar daño y bajas dentro del recinto asediado. Para abrir una brecha en los muros, los legionarios se acercaban a su objetivo mediante el famoso testudo (en latín, tortuga). En esta formación el grupo de soldados avanzaba cubierto completamente por los escudos. Al alcanzar el muro, lo atacaban con barras de metal y picos, o trataban de cavar un túnel.

La legión en las batallas

Las batallas campales eran poco frecuentes pero suponían la prueba principal para medir la pericia y la valentía del legionario. No tenían ninguna ventaja tecnológica especial, aunque desplegaban artillería en forma de pequeñas ballistae llamadas escorpiones, estas armas no eran decisivas. Los romanos no solían emplear fortificaciones provisionales en el campo de batalla, salvo para defender los flancos. Su armadura era ligeramente superior, pero la espada, la lanza y el escudo eran similares a las de los ‘bárbaros’. La brutalidad del combate cuerpo a cuerpo exigía mucho valor: era entonces cuando los lazos de camaradería y la fidelidad al cuerpo desplegaban todo su efecto.
No es que las legiones fueran invencibles, pero sus éxitos frente a enemigos en los dos primeros siglos de la era cristiana  son impresionantes. Del S.III en adelante las legiones serían a menudo un arma para las luchas de poder entre líderes. Problemas económicos obligarían a usar armaduras baratas, y las crisis políticas dificultaron la formación y el suministro. En el Bajo Imperio había desaparecido la distinción entre ciudadanos legionarios y auxiliares bárbaros. Sin embargo, muchas tradiciones del ejército romano perdurarían en el Imperio Oriental.

Las tropas auxiliares

Los auxiliares se reclutaban entre los pueblos bárbaros, normalmente aquellos bajo el yugo ya del Imperio, que no gozaban del privilegio de ciudadanía. Eran un refuerzo necesario para el ejército romano por el número de efectivos y más aún por su especialización. Constituían la mayor parte de la caballería. Los auxiliares debían servir también durante 25 años. Al completar su servicio se les recompensaba con la concesión de la ciudadanía romana para ellos y sus descendientes. Una cohorte auxiliar estaba formada por reclutas de una misma región, acuartelada lejos de su lugar de origen –política que también puso en práctica el Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial–. Cobraban menos que los legionarios y solían encarar las acciones más arriesgadas, pero estaban sujetos a una disciplina menos rigurosa, no participaban en los trabajos de ingeniería y construcción, y cargaban con menos peso en las marchas.
Muchos auxiliares estaban especializados según regiones, como los honderos baleares y los arqueros sirios. Los más significativos fueron los expertos jinetes de Batavia, Panonia y Tracia, armados con lanzas, jabalinas y spatha, espada más larga que el gladius de la infantería. La caballería no solía actuar como fuerza de choque contra la infantería, sino que defendía los flancos, rodeaba al enemigo y perseguía a los soldados en fuga. En el Bajo Imperio fue adquiriendo un papel cada vez más importante en la batalla.

Armas y armaduras

La armadura del legionario combinaba protección y movilidad. Cabeza, hombros y torso quedaban protegidos por el casco y la coraza de hierro, pero brazos y piernas quedaban al descubierto. A veces los soldados llevaban grebas para protegerse las piernas e incluso placas solapadas para los brazos. La armadura corporal a base de placas solapadas fue común. Podía pesar hasta 9 kilos y llevaba algún tipo de forro acolchado para la comodidad del legionario. Las resistentes sandalias de suela con clavos de hierro se llamaban cáligas.
El legionario en marcha cargaba con la armadura, el escudo y las armas, que podían llegar a pesar 20 kilos, pero además portaba una serie de objetos -desde herramientas hasta utensilios de cocina- que podía suponer 15 kilos más de carga. Los elementos más pesados viajaban en carretas de bueyes. Algunos soldados no llevaban carga con el fin de estar listos para el combate en caso de emboscada. El armamento habitual eran dos jabalinas, y una espada corta para luchar cuerpo a cuerpo una vez entablada la batalla. Algunos legionarios llevaban también un puñal.

Los fuertes romanos

Las mejores fortificaciones del mundo antiguo fueron realizadas por los romanos. En campaña, las legiones –nunca los auxiliares- construían campamentos fortificados rodeados por un terraplén, con empalizada y un foso. Los campamentos fortificados permanentes eran de piedra. Los provisionales eran de madera. Los fuertes servían como cuarteles, como almacenes de suministros y como centros administrativos para mantener la presencia militar romana en territorios potencialmente hostiles. Las condiciones de habitabilidad eran muy simples y el espacio escaso, pero contaban con baños con calefacción y las letrinas con agua corriente. Alrededor de los fuertes se asentaba la población local para abastecer a las tropas. Por eso, muchos pueblos y ciudades actuales tienen su origen en una base militar romana.

Los barracones

Los barracones eran de piedra con tabiques hechos de ramas entrelazadas. Las tropas se dividían en contubernia de ocho hombres. A cada contubernium le correspondía un reducido espacio de dos habitaciones donde debía guardar gran parte de su equipo. El centurión y los oficiales de menor graduación ocupaban un espacio algo mayor al fondo de los barracones. La caballería se alojaba en barracones de tamaño similar, con treinta hombres y sus animales en cada bloque. Por el contrario, el oficial al mando del fuerte disponía de una vivienda cómoda.
Eso sí, los romanos exportaban su estilo arquitectónico, y la vivienda oficial debía imitar a la típica villa romana, independientemente del lugar donde se ubicaran. Al no tener en cuenta el clima local, estas construcciones mediterráneas aireadas y con patrio central abierto resultaban bastante inapropiadas en los severos inviernos de las provincias septentrionales.

Los enemigos de Roma

Los Cartagineses: el ejército con el que Aníbal invadió Italia en 218 a.C. era una fuerza mercenaria de procedencia diversa, reclutada principalmente entre los aliados, norteafricanos de Cártago, y hombres de Hispania. Cada pueblo luchaba con los suyos y a su manera. Los libios tenían una gran infantería y los númidas una excelente caballería ligera. Las tribus montañesas hispanas luchaban a caballo o a pie, con una espada corta. Los baleares dominaban el uso de la honda, con la que lanzaban lluvias de piedras y bolas de plomo. Los elefantes de guerra de Aníbal, de una raza africana menor, servían para dispersar a la caballería enemiga y como torre para lanzar flechas.
El ejército cartaginés derrotó a los romanos en Cannas, (216 a.C.), y su campaña en Italia duró 15 años. Al trasladarse la lucha al norte de África tuvo que nutrirse de reclutas autóctonos. Roma les derrotó definitivamente en Zama.

Los Germanos: Teutones, godos, francos, vándalos, entre otros, fueron de los enemigos más persistentes para el Imperio romano durante casi siete siglos. Al igual que los celtas, los germanos estaban acostumbrados a la guerra tribal más o menos permanente, practicada por lo general en bandas capitaneadas por un líder experimentado. Luchaban en densas falanges de infantes armados con lanzas con punta de hierro. Evitaban las batallas campales y preferían la emboscada y el ataque por sorpresa seguido de una retirada rápida. De los ostrogodos y los vándalos nacería una especie de aristocracia montada a caballo, con armadura, como figura previa a lo que posteriormente sería el caballero medieval.

Los celtas: Los celtas de la Galia, de Bretaña o de la Península Ibérica practicaban un tipo de combate completamente diferente al romano. Se trataba de grupos de jóvenes, liderados por un veterano, que realizaban incursiones en los pueblos vecinos. Las batallas tribales tenían un carácter ritual, tanto es así que antes de empezar a luchar algunos guerreros retaban a sus enemigos a un combate individual. Atacaban cargando, salvajemente, entre gritos ensordecedores. Los guerreros de élite utilizaban casco e incluso armadura de cuero, pero su defensa principal era el escudo. A pie blandían largas espadas de tajo y lanzas cortas. Algunos celtas usaban carros para desbaratar la formación rival.
Los romanos se enfrentaron por primera vez con los celtas cuando estos invadieron Italia en el S.IV antes de Cristo. Tras esto los enfrentamientos fueron numerosos. Destacan sobre todo las campañas, antes mencionadas, contra Vercingetórix y la reina britana Boudicca.

Fuente: La Gaceta
Sábado, 2. Enero 2016


Hallan evidencia de una masacre prehistórica - El arte rupestre no representaba matanzas

Hallan evidencia de una masacre prehistórica

El descubrimiento fue en Kenia y se trata del combate más antiguo del que se tengan pruebas. Según el estudio de la Universidad de Cambridge, las víctimas fueron muertas con alevosía y un tiro de gracia.
El hallazgo fósil es de 2012, pero los científicos que estuvieron a cargo de la investigación dieron a conocer los resultados hace pocos días, en la revista Nature. Encontraron en el norte de Kenia restos humanos de un grupo de cazadores-recolectores que, hace unos 10.000 años, fueron asesinados con premeditación y alevosía por otro grupo: se trata del combate más antiguo del que se tenga evidencia hasta ahora. La conflictividad entre comunidades es un largo objeto de controversia científica.
De la investigación se ocupó el Centro Leverhulme de Estudios Evolutivos Humanos de la Universidad de Cambridge, encabezada por la bióloga Marta Mirazon Lahr, que nació en Argentina y se formó en Brasil. Ella, junto a otros científicos, encontró los restos de veintisiete humanos en Nataruk, a unos 30 kilómetros del lago Turkana. Entre los huesos hallados, podían formarse casi completamente los esqueletos de doce individuos. Los investigadores determinaron que diez de ellos presentaban signos de una “muerte violenta”: tienen “traumatismos extremos” en el cráneo y los pómulos; manos, costillas y rodillas fracturadas; lesiones producidas por flechas en el cuello; e impactos de piedra (obsidiana) en el cráneo y el tórax.
“Las muertes en Nataruk son testimonio de la violencia entre grupos y la guerra en la prehistoria. Estos restos registran la muerte intencional de un pequeño grupo de cazadores-recolectores”, explica Mirazon Lahr en el informe que se publicó en Nature. Los investigadores dataron los restos hace 10.000 años, a través de mediciones con carbono, y aseguran que las víctimas del ataque no fueron sepultadas, cuando ya existían rituales funerarios, sino arrojadas a una laguna que se secó hace miles de años. Entre los 27 esqueletos –más o menos completos– que hallaron, hay ocho mujeres, ocho hombres, seis criaturas –cinco de ellos, según los restos de sus dentaduras, menores de seis años– y cinco adultos cuyo género no pudo determinarse. Cuatro de los individuos evidenciaron que sus manos o sus pies habían sido atados, y cada chico apareció cerca de alguna mujer. En el abdomen de una de las mujeres, además, se encontraron restos fetales.
Aunque había documentación de un acto de canibalismo hace unos 800.000 años, el hallazgo de Nataruk implica, según los expertos, que un grupo de cazadores-recolectores atacó a otro y que usaron en ese ataque armas –flechas y palos de madera, por ejemplo– que no usaban cotidianamente, lo que supone la intención y planificación del ataque. Según la investigación, hubo un primer ataque con flechas, a la distancia, y golpes cercanos que sirvieron de “tiros de gracia”.
La masacre fue en el Holoceno (neolítico), el período inmediatamente posterior a la última glaciación; y donde ahora no quedan rastros de humedad, supo haber una laguna rodeada de pantanos y bosques, con buen acceso a la pesca y el agua potable. “Puede haber resultado de un intento de apoderarse de los recursos: territorio, mujeres, niños y alimentos almacenados”, describe Mirazon Lahr. Aunque los cazadores-recolectores de la época eran más nómadas, los estudiosos suponen que Nataruk era un lugar codiciado por sus condiciones ambientales y que los restos hallados son evidencia de que la guerra, a una escala menor que en la antigüedad, ya estaba presente en aquellas sociedades prehistóricas.
Clarín, sección Cultura, 24 de enero de 2016.

El arte rupestre no representaba matanzas

Responde José Emilio Burucúa.
El hallazgo del lago Turkana (de un hecho ocurrido hace 10.000 años, en el neolítico) nos llevó a preguntarnos cuál se considera la primera representación artística de una matanza humana. En su bello estudio Cómo sucedieron estas cosas, en colaboración con Nicolás Kwiatkowski, el filósofo e historiador José Emilio Burucúa repertorió imágenes de masacres y genocidios tal como aparecen desde el Medioevo en adelante. El libro comienza por describir la muy temprana asimilación de la masacre humana y la cacería de bestias. Le preguntamos por el arte rupestre, que representa a grupos de cazadores en las cuevas de Altamira y Lascaux, en realidad en el paleolítico, en una Europa 10 mil años anterior a las víctimas halladas en Kenia. 

–No existen en el arte rupestre representaciones del conflicto humano. Los estudiosos creen que en el paleolítico no había combates, más allá de los crímenes personales. Sostienen que para tener una masacre se requieren territorialidad y líderes. No hay masacre sin un territorio que se considere propio a partir de la agricultura, que aparece luego. El arte rupestre de España y Francia es contemporáneo de las Venus de la fertilidad. Sabemos que la pintura de cacerías tenía un sentido mágico, era una propiciación que daría eficacia al cazador. De haber sido comunes los combates, es probable que se los hubiera representado para inducir el triunfo.

–¿Cuál es la representación más antigua que se conoce de una masacre humana?
-La estela del rey Narmer, que unificó Egipto hacia 3000 a.C. Es revelador que también sea la primera representación del poder. Muestra al faraón golpeando a su enemigo; en su cara posterior, él mismo cuenta los muertos y es representado como un toro.
Clarín, sección Cultura, 24 de enero de 2016.

viernes, 26 de febrero de 2016

Los números romanos

Los Números Romanos

Vamos a ver que son y cómo se escriben los números romanos. El número romano es un sistema de numeración no posicional que se desarrolló en la Antigua Roma y se utilizó en todo el Imperio romano. Los signos son estos:
Este sistema emplea algunas letras mayúsculas como símbolos para representar ciertos números, la mayor parte de los números se escriben como combinaciones de letras, por ejemplo, el año 2013 se escribe como MMXIII (donde cada M representa 1000, la X representa 10 más y III tres unidades más).
Símbolos: La siguiente tabla muestra los símbolos válidos en el sistema de los números romanos, y sus equivalencias en el sistema decimal:

Romano
Decimal
Nota para recordar los números
I
1
Uno
V
5
Cinco. V es la mitad superior de X.
X
10
Diez
L
50
Cincuenta
C
100
Letra inicial de Cien
D
500
Quinientos
M
1000
Letra inicial de Mil

Para números con valores igual o superiores a 4000, se coloca una línea horizontal por encima del número, para indicar que la base de la multiplicación es por 1000.
Para escribir los Números Romanos, se deben cumplir las siguientes reglas:
1ª   Si a la derecha de una cifra romana se escribe otra igual o menor, el valor de ésta se suma a la anterior. Ejemplos:    VI = 6;    XXI = 21;    LXVII = 67 
2ª   La cifra "I" colocada delante de la "V" o la "X", les resta una unidad;  la "X", precediendo a la "L" o a la "C", les resta diez unidades y la "C", delante de la "D" o la "M", les resta cien unidades. Ejemplos:    IV = 4;    IX = 9;    XL = 40;    XC = 90;    CD = 400;    CM = 900

3ª   En ningún número se puede poner una misma letra más de tres veces seguidas. Ejemplos:    XIII = 13;    XIV = 14;    XXXIII = 33;    XXXIV = 34  

Frases, refranes y proverbios en latín

Frases en latín

a posteriori : “Con posterioridad” Expresa posterioridad a un hecho o una experiencia. Ej: “Es muy fácil a posteriori decir qué equipo ha jugado mejor”.
a priori : “Con anterioridad a la experiencia”, sin poder basarse en los hechos.
ad hoc : “Para esto” “a propósito”. Se aplica a una solución pensada para un caso específico. Ej. “nombraron una comisión “ad hoc”.
alea iacta est : “La suerte está echada” Frase atribuida a César en el momento de pasar el río Rubicón y marchar con su ejército sobre Roma en contra de la ley romana. Suele emplearse cuando se toma una decisión importante y arriesgada de la que ya no es posible volver atrás.
ave, Caesar, morituri te salutant : “Salve ,César, los que van a morir te saludan”. Saludo ritual que los gladiadores romanos dirigían al emperador antes de comenzar los combates.
bis : “Dos veces” ,”por segunda vez”. Indicando que una cosa está repetida.
bona fide : Buena fe” “honesta intención”.
carpe diem!: “Aprovecha el día” (verso de Las Odas del poeta latino Horacio). La expresión designa el tópico literario que, ante la fugacidad de la vida, invita a disfrutar del presente sin preocuparse del mañana.
Casus belli: “Motivo de guerra”. Se usa para indicar un hecho militar o político que puede
desencadenar un conflicto armado entre países.
conditio sine qua non: ”Condición sin la cual no” “condición indispensable” Expresión del
derecho romano que indica que la condición aludida es esencial para la validez del acuerdo.
contra naturam: “Contra la naturaleza”. Se aplica especialmente a ciertos pecados graves.
corpus delicti: “El cuerpo del delito”. Suma de los factores que convierten un acto en violación de la ley. Frecuentemente se aplica de manera incorrecta a un objeto material relacionado con un crimen, y más particularmente con el cadáver, en el caso de asesinato.
cum laude: “ Con alabanza” . Máxima calificación en una tesis o examen.
curriculum vitae: “ Carrera de la vida”. Conjunto de los datos personales y méritos académicos y profesionales de una persona que solicita un puesto de trabajo, un premio etc. (En Inglaterra alude al conjunto de asignaturas que han de estudiarse en un centro docente o facultad, lo que en España llamamos “plan de estudios”.
cursus honorum: “ Carrera de honores”. Era la sucesión de cargos (cuestor, edil, pretor…) por los que pasaba un romano hasta llegar al consulado. De aquí, cualquier sucesión de puestos que llevan a una posición de gran autoridad. Para cada función se exigía un mínimo de edad.
de facto: “De hecho” Se usa para indicar que un estado, gobierno o fronteras no han sido reconocidos jurídicamente, pero si de hecho (Situaciones reales aunque no tengan reconocimiento legal).
de incognito: “De manera desconocida” “sin notoriedad”. Ej: “El rey viajó de incognito”.
de iure: “ De derecho” “de acuerdo con la ley”. Se emplea en las relaciones internacionales para indicar que un estado, gobierno o fronteras han sido reconocidos jurídicamente por otro estado.
doctor honoris causa: “Doctor honorífico”. Suele concederlo la Universidad a personas
eminentes que han destacado en determinados ámbitos profesionales. Es la buena reputación que sigue al mérito acciones de servicio hacia los demás etc… Un alto honor para personas de testimonio social reconocido e intachable.
do ut des: “Doy para que me des”. Se emplea cuando se trata de concesiones o intereses recíprocos. Te hago un favor pensando que me será recompensado en el futuro. La frase latina tiene su origen en la relación práctica que el romano mantenía con sus dioses, esperando siempre algo a cambio.
dura lex sed lex: “La ley es dura, pero es la ley”. Máxima que se recuerda hablando de una ley o regla que por dura que sea no hay más remedio que cumplirla.
errare humanum est: “Equivocarse es humano”.
et cetera: (de la conjunción et y el neutro plural de ceterus –a –um “lo demás”) . Se usa para evitar decir lo que el lector puede deducir fácilmente.
ex professo: professus –a –um “reconocido” “confesado” “adrede” “intencionadamente”.
extra muros: “Fuera de las murallas”. Fuera del recinto de una ciudad, villa o lugar.
facta, non verba: “Hechos, no palabras”. Para indicar que una situación exige acción, o que ya no se tiene ganas de palabrerías.
grosso modo: “ Sin mucha exactitud” “ a grandes rasgos”. No se puede emplear la preposición “a” en castellano. Ej. “Ya te he explicado grosso modo” cómo ocurrieron los hechos.
habeas corpus: “ Puedes tener tu cuerpo” “queda dueño de tu cuerpo” .Nombre de una célebre ley inglesa (1679), que garantizaba la libertad individual ordenando que se llevase el cuerpo del detenido ante el tribunal para que éste pudiese opinar sobre la validez del arresto. En suma, prohibía encarcelar a un ciudadano sin orden del juez.
hic et nunc: “Aquí y ahora” (“En las circunstancias actuales”). Se emplea para resaltar que hay que tener en cuenta que se está en el momento presente.
homo sapiens: “Hombre sabio” “hombre racional”. Según los antropólogos, es la especie de hombre fósil que evolucionó a partir de grupos locales de homo erectus.
horror vacui: Horror al vacío” .Según la física antigua, la materia tiende inmediatamente a llenar un espacio vacío. Se emplea también esta expresión, en historia del arte, especialmente en pintura, para designar la tendencia a cubrir del todo la superficie o el espacio de una obra.
ibidem: “Allí mismo”. Remite a una frase ya citada. Se emplea generalmente en las notas que se ponen en los escritos para no tener que repetir todas las indicaciones del escrito de donde están tomadas varias citas. La información se escribe completa sólo en la primera nota. Luego se expresa con el término ibidem e indica que el lugar de donde se tomó la segunda cita y posteriores es el mismo.
idem: “Lo mismo”. Evita la repetición.
in aeternum: “Para siempre” “Para toda la eternidad”.
in articulo mortis: “En el momento de la muerte”. Últimas voluntades del difunto antes de
morir.
in dubio pro reo: “En caso de duda a favor del acusado”. Principio jurídico del derecho romano que pasó al derecho internacional (Ideas afines: “Nadie debe ser considerado culpable mientras no se demuestre lo contrario).
in extremis: “En el último momento”. En algún contexto puede equivaler a in articulo mortis.
in flagranti: “En el momento mismo de cometer un delito”. Vulgarmente suele escribirse in fraganti pero en tal caso ya no constituye una forma latina propiamente dicha.
in illo tempore: “En aquel tiempo”. Comienzo de la lectura del Evangelio. En otro tiempo.
in medio virtus: “La virtud (está) en el medio”. Es decir, igualmente alejada de los dos
extremos.
in memoriam: “En memoria” “para recuerdo” (de alguien o de algo).
in mente: “En la mente” “en el pensamiento”. Algo que todavía no se dice pero ya se piensa.
in situ: “En el lugar” “en el lugar mismo de los hechos” “en su lugar de origen”.
interim: “Entre tanto”. Se aplica al tiempo en que una función es desempeñada por una
persona diferente a la titular. También se usa como adverbio con el valor de provisionalmente.
ipso facto: “En el mismo hecho” “por el hecho mismo” “ sobre el acto mismo”.
manu militari: Militarmente” “por la fuerza armada”. También se puede emplear en el sentido de “con mano dura” “por la fuerza”.
mea culpa: “Por mi culpa” se utiliza para admitir la responsabilidad por alguna equivocación.
memento mori: “recuerda que has de morir”. La frase tiene su origen en una peculiar costumbre de la Roma antigua. Cuando un general desfilaba victorioso por las calles de Roma, tras él un siervo se encargaba de recordarle las limitaciones de la naturaleza humana con el fin de impedir que incurriese en la soberbia y pretendiese, a la manera de un dios, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley.
memorandum: “Lo que hay que recordar”. Nota para refrescar la memoria.
mens sana in corpore sano: Una mente sana en un cuerpo sano”. Dice el poeta Juvenal que el hombre verdaderamente sano no pide al cielo más que la salud del alma y la salud del cuerpo. Sin embargo, suele citarse esta expresión para indicar que la salud del cuerpo es condición indispensable para la salud del alma.
modus operandi: modo de operar” Manera de trabajar, de actuar.
modus vivendi: “Modo de vivir” Manera de ganarse la vida.
nihil obstat: “Nada lo impide”. Era la expresión con la que el censor de libros religiosos
afirmaba que no contenían doctrinas heterodoxas y podía entregarse a la imprenta. Autorización para celebrar determinados actos.
noli me tangere: “No me toques”. Palabras de Jesús a la Magdalena en el sepulcro. Por eso se llama así en arte a una representación de Cristo apareciéndose a María Magdalena en el sepulcro.
non plus ultra: “No hay (tierra) más allá”. Inscripción que según la mitología grabó Hércules cuando separó los montes para unir el Mediterráneo con el Atlántico. Por eso cuando se descubrió América, España puso en su escudo dicha leyenda pero suprimiendo la negación y diciendo plus ultra “más allá”. Non plus ultra se utiliza también para indicar que una cosa ha alcanzado la máxima perfección y es imposible mejorarla.
numerus clausus: ”Número cerrado” “cantidad limitada”. Se aplica especialmente al número tope admitido para un cargo o para el ingreso en un establecimiento, especialmente docente.
nunc et semper: “ Ahora y siempre”. Se dice frecuentemente al final de las oraciones litúrgicas al nombrar a Dios “a quien sea dada gloria ahora y siempre”.
panem et circenses: “Pan y circo” Palabras de desprecio dirigidas por Juvenal a los romanos que sólo pedían trigo y espectáculos gratuitos. De este modo los emperadores distraían al pueblo y lo mantenían tranquilo evitando que resultasen críticos con sus
excesos.
peccata minuta: “Faltas sin importancia” “ faltas leves”.
per accidens: “Por accidente” “ de modo accidental” .
per capita: “Por cabeza” . Distribuido a partes iguales Se emplea, con frecuencia, en lenguaje económico, cuando se habla de renta per capita de una nación para señalar lo que en teoría corresponde a cada ciudadano si se distribuyese el producto nacional de un año entre todos los ciudadanos.
per se: “Por sí mismo” Se opone a per accidens.
post data: “ Después de dada”. Lo que se añade a una carta una vez firmada.
post mortem: “ después de la muerte” . Suele emplearse en lenguaje médico y de derecho.
primus inter pares: “El primero entre iguales”. Para indicar que tiene primacía pero no más autoridad.
quod natura non dat Salmantica non praestat: “ Lo que no concede la naturaleza, no lo otorga Salamanca”. Para indicar que no puede darse inteligencia al que nació sin ella.
R.I.P.: (requiescat in pace): “Descanse en paz”. Frase del oficio de difuntos, cuyas iniciales suelen grabarse sobre las tumbas.
referendum: (abreviatura de ad referendum) “para consultar”. Sometimiento de una cuestión a un cuerpo de votantes.
S.P.Q.R.: (Senatus Populusque Romanus): “El senado y el pueblo de Roma”. Expresión
representada casi siempre por siglas. Fue el emblema de los estandartes de las legiones romanas, así como el nombre oficial de la república romana.
si vis pacem, para bellum: “Si quieres la paz prepara la guerra”. Indica que para evitar ser atacado hay que ponerse en estado de defenderse. Idea compartida por varios escritores antiguos, tanto griegos como romanos.
statu quo: ”En el estado actual” “en el estado o situación del momento”. Hace referencia al estado global de un asunto en un momento dado. La frase “mantenimiento del statu quo“ hace referencia a la continuación de la situación de equilibrio aunque los elementos individuales cambien.
strictu sensu: “En sentido estricto” “en sentido riguroso”.
sui generis: “De género propio”, “Muy especial” “ de especie o aspecto propio”.
superavit: “Sobró” “ lo que queda”.
tempus fugit: “El tiempo huye”.
ultimatum: ”Declaración final” de condiciones cuyo rechazo supondrá la ruptura de relaciones diplomáticas y un estado de hostilidades. “Último aviso” “último plazo”.
urbi et orbi: “A la ciudad y al mundo” “ a los cuatro vientos” “ a todas partes”. Se dice
comúnmente de la bendición papal, para indicar que su bendición se extiende al orbe entero.
veni, vidi, vici: “Llegué, vi, vencí”. Famoso y lacónico porte con el que César comunica al
Senado la rapidez de su victoria sobre Farnaces, rey del Ponto. Se usa para expresar la facilidad y rapidez con la que se ha llevado a cabo una empresa.
verba volant, scripta manent: “Las palabras vuelan, los escritos permanecen”. Proverbio que aconseja en circunstancias comprometidas no dejar palabras escritas sobre opiniones o hechos, por considerarlo imprudente.
verbi gratia: “Por ejemplo”.
viva voce: “De viva voz”. Generalmente hablando de exámenes orales.
vox populi: “ Voz del pueblo”. Rumor popular.


Refranes y proverbios en latín

«Fortuna iuvat audaces»: "La fortuna sonríe a los audaces".

«Dulce bellum inexpertis»: "Dulce es la guerra para los que no la han vivido" Píndaro.

«In pace leones, in proelio cervi»: "En tiempo de paz son leones, pero en la guerra son ciervos" Tertuliano. 

«Non nobis, Domine, sed nomini tuo da gloriam»: "No a nosotros, Señor, sino a tu nombre da gloria" (palabras con las que se arengaba a las tropas templarias antes de entrar en combate). 

«A fronte praecipitium, a tergo lupi»: "Al frente, un precipicio, los lobos a la espalda", es decir, "Entre la espada y la pared".

«Divide et impera»: "Divide y vencerás" (atribuida a Julio César).

«Ignavi coram morte quidem animam trahunt, audaces autem illam non saltem advertunt»: "Los cobardes agonizan ante la muerte, los valientes ni se enteran de ella" (Julio César). 

«A digito cognoscitur leo»: "Al león conocemos por la uña".

«A cane muto et aqua silente cave tibi»: "Cuidado con el perro que no ladra y con el agua silenciosa".

«Aquila non capit muscas»: "El águila no caza moscas" = "Las grandes personas no se ocupan de pequeños problemas".